EL AVE QUE RENACIO PARA AMARSE
Terminaba la primavera y comenzaba el otoño,
cando las aves comienzan a refugiarse para protegerse del frio que se avecina,
y ahí estaba esa ave fénix joven y hermosa que imponía con su belleza,
sus colores rojos atrapaba la mirada de todo aquel que la veía, entre animales y humanos.
Aunque a ella no le gustaba llamar la atención, trataba de esconder su color para no ser vista,
cuando salía a volar procuraba volar tan rápido que apenas fuera imperceptible su presencia,
o por el contrario se escondía en esos lugares donde nadie podía verla.
Era tan llamativo su color que vivía avergonzada, creía que nadie la iba a querer por su color tan distinto y consideraba que no era hermosa como aquellas aves, de tonos azul turquesa, o negros imponentes,
se veia rara y fea y deseaba ser de esos tonos que con el sol multiplican sus colores o brillan imponentemente.
Un día decide salir del nido y buscar una forma de cambiar su plumaje y preparar su vuelo,
para no sentirse señalada por su color y ser observada por las demás aves,
incuso por los humanos.
En ese viaje que emprende conoce a un Ave de quien se enamora,
la trataba con cariño y cuando se sentía rechazada el trataba de animarla
además la admiraba por su bello color, por su fuerza y por su grandeza;
después de algún tiempo se enamoran, unen sus vidas y forman un nido,
donde tuvieron 4 lindas aves, en las que se combinaban una serie de tonalidades en sus plumajes
sintió que aunque ella no tenía estos tonos tan maravillosos, si pudo dárselos a sus avecitas.
Todo era mágico, volaban juntos, brillaban juntos y por fin sintió que su color era hermoso,
pues fue lo que conquisto a su ave compañero.
Sin embargo su ave compañero un día puso sus ojos en otra Ave diferente totalmente al Ave fénix,
y eso la destrozó y comenzó a sentirse otra vez fea; y comenzó a deprimirse a tal grado,
que sintió que nada había valido la pena;
su tristeza, su coraje, su impotencia, su rabia, del abandono, la consumían cada día,
hasta que con su
mismo cuerpo genero tanta ira y tanto coraje que el bello color de su plumaje
fue haciéndose más intenso, cada vez que recordaba el dolor, se tornaba más y más
intenso hasta que estalló en llamas y se consumió hasta quedar hecha cenizas.
El fuego quemo todas esas emociones dolorosas,
hasta convertirse en cenizas,
al estar esparcidas las cenizas en el piso, estas comenzaron a sentir una paz y una tranquilidad, pues ya no semtia dolor y ademas ya no tenía ese color llamativo que tanto dolor le había causado,
ahora había tranquilidad, paz y sobre todo se sentía liberada
Y renació un Ave Fénix reconstruida de sus propias cenizas, mas imponente, con un tono más deslumbrante, llena de amor y de libertad.
Desde ese momento se sintió tan
feliz de ser esa Ave Fénix de tono rojizo, el tono del amor.
- Ruth Mier
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